La danza aparece unida al hombre,
prácticamente desde sus orígenes. La danza primitiva era de carácter
religioso como la mayor parte de las actividades que realizaban. Y en
ella no había espectadores. Como en una celebración religiosa, están los
fieles (testigos) y el celebrante, pero no hay espectadores.
¿Cómo surge la danza? Sin duda alguna,
para expresar las necesidades vitales: necesidad de alimento (caza,
recolección…), sentido de culto (ritos fúnebres, lluvia, trueno, rayo,
salida y ocaso del sol, la luna…), de tipo social (galanteo, matrimonio,
guerra…).
Poco a poco se van configurando los diversos tipos de danzas,
sin perder nunca el carácter colectivo. La procesión en torno a un
objetivo sagrado o un árbol es una de las formas coreográficas más
antiguas y que, de forma evolucionada, bajo aspectos bien diversos, ha
llegado a nosotros.
Con el cristianismo, la danza pasa a estar controlada por la Iglesia y
será fundamentalmente religiosa. En la Edad Media abandona los templos
para refugiarse en los laicos y aparecen danzas un tanto esperpénticas y
macabras como la danza de la muerte o la danza macabra.
También en la
Edad Media y unidas a los gremios, aparecerán numerosas danzas, muchas
de las cuales han llegado hasta nuestros días con pequeñas variaciones,
que se ejecutan el día del santo patrono y dentro de la ceremonia
religiosa.