miércoles, 11 de junio de 2014

La Danza como expresión de la vida


El concepto del cuerpo como expresión del vínculo que existe entre los mundos externo e interno puede encontrarse en la danza, que durante mucho tiempo formó parte de las ceremonias y rituales religiosos; a través de ella, una personas podía forjar un nexo con el mundo interior y lo divino, y también invocar las energías y los misterios que iban más allá de su supervivencia cotidiana. Para la mujer, la danza constituía una manifestación natural de su dualidad cíclica. 


La mayoría de las danzas eran circulares y la consigna era repetir ciertas acciones y ritmos sencillos. Los cuentos populares hacen alusión a ellas. La bailarina empleaba la expresión de su cuerpo para unirse tanto a los ciclos de las estaciones y la luna como al mundo espiritual, y la danza solía llegar a su punto culminante en un estado de trance o de éxtasis que hacían desaparecer las restriciones intelectuales. 


Si la danza tenía lugar en primavera, en una noche de luna llena o cuando nacía un niño, su proposito era expresar el lado humano del ritmo del universo y la fuente de vida, si por el contrario, se llevaba a cabo durante la luna nueva, en otoño o después de una muerte, la finalidad era regresar a la madre oscura para trasladar su sabiduría y claridad interior al mundo exterior, en ese momento las danzarinas se transformaban en un símbolo de lo divino femenino, al tiempo que formaban parte de él. El símbolo de la danza continuó siendo el mismo, pero su interpretación cambio de acuerdo con el momento en que se llevaba a cabo y el por qué.


Al bailar, la mente reacciona a un nivel más profundo e instintivo y deja que los pensamientos de todos los días se pierdan en el ritmo de la música; cuando la danza toma el mando, las restricciones intelectuales y las inhibiciones de la mente consciente se disuelven y el ser interior se expresa a través del cuerpo y las energía creativas. Una bailarina deja que su cuerpo se mueva libremente; si intenta concentrarse en el compás o en los movimientos que tiene que llevar a cabo probablemente perderá el ritmo. La danza es el arte del cuerpo, la expresión del ser interior a través de la conciencia del propio cuerpo y del espacio que ocupa.


Cuando empieces a bailar deja que el ritmo marque tus pasos y modele tus pensamientos, el hecho de moverte es respuesa a la música poco a poco disolvera cualquier sensación de inhibición o vergüenza y, enseguida sentiras alegría y placer en el movimiento de tu cuerpo. Agudiza tu conciencia a través del ritmo de las energías creativas que habitan en tu interior y en el mundo, y siente como te conectan con él. Deja que tus sentimientos expresen esas energías en el mundo real: baila por tu sexualidad, tu placer ante la vida, tu conciencia, tu visión, tu intuición y tu creatividad; deja que la energía emane de tus dedos, tu pelo, tus pies y visualiza como un aura radiante que te envuelve.


1 comentario:

Vero Presta dijo...

Comparto plenamente tu pensamiento, como bailarina debo decir que siento mi alma elevarse, me siento eléctrica.
Bendiciones para ti.
Besos desde Argentina.
Vero.-

Bienvenidos a este blog. Pretendo dar a conocer las infinitas variedades de mujer, las pistas para serlo de verdad.

La danza del vientre es un vehículo perfecto para conectar lo femenino. Nuestra esencia de mujer.
Los círculos de mujeres fomentan esta conexión desarrollando la unión entre el poder de cada mujer única e irrepetible
Mis CURSOS y TALLERES se enfocan a esta búsqueda personal y están abiertos a mujeres de cualquier edad.

Espero que disfruten se maravillen y crezcan conmigo